lunes, 30 de marzo de 2015

ESPIRAL DE EMOCIONES

Del poemario Kairos (2013).


Tan fuerte como el grito,
tan vivo como el Sol;
el silencio pasajero reluce como espuma.

Otra vez las típicas cadencias
enmudecen nuestros ojos,
y la alfombra de esperanza
se limita con amplios tragaluces.

Observa como mis alas se estremecen,
llueven diamantes diminutos,
el frío proyecta la sombra fantasmal:
risas ardientes y puntuales.

Viejas noticias…
besos de un efluvio realizado,
niñas reclaman mi sendero de nostalgia.

INTERLUDIO EN SÍ MENOR

Del poemario Kairos (2013).

Psicodélica mañana,
pensamientos acuosos;
el viento llena de humo los corazones,
emociones escondidas,
sutiles palabras.
¿Quién dijo que la anestesia libera?
Una y otra vez. Siempre viva.
Descontando lámparas sabias.
Se viaja en alados caballos.
¡Qué alegría! Divino placer…
Es la esperanza de un vuelo literal,
esa que mueve mi señal monocorde.
Sólo un sueño. Sueño solo.
Es que amar tiene importancia:
tratado de algunos temores.
Tiempo en espiral
invade los aeroplanos. Sigue nevando.
No hay lazos para agradecer todavía,
simplemente abrazos de santidad.
Desvelando quietas aspiraciones,
que maquillan tu rostro

en la frescura de estos versos dormidos.

CLAVICORDIO

Del poemario Kairos (2013).


Tentación de peces capitales,
oración en armonías de aluminio,
que envuelven las faldas salpicadas de vino:
anticuerpos de otra inmortal ilusión;
tristes y viejas cofradías.

Suavemente la corona mística
recuerda fecundas melodías,
en alguna parte del examen de admisión,
se disuelven orondas actitudes;
la mente gira en elipses musicales,
lecciones con nuevos resultados.

Pétalos de efímeras discusiones,
básicos colores en la columna del animal.
Así develamos esta partitura de seda,
cenizas de un mundo dividido,

cantando mi vida nueva y luminosa.

APOCALIPSIS

Del poemario Kairos (2013)


Sufrimos cuando alcanzamos la vida,
en campanas de arabesco funeral,
que como átomos de fuego en el océano,
perduran en una turbulencia escamosa,
dejando la semilla de un verso adalid.

Soñamos con destinos de estímulos cívicos,
bebemos la fervorosa cerveza del pecado.
“¿Quién sabe si la dicha es permanente?”
Una vez que dejamos atrás la cáscara muerta,
la resurrección será una línea directa.

Dejamos correr los ojos como alhelíes,
que florecen en tus pupilas:
remolinos de azúcar,
tan dulce como la sangre.

Y en la playa de la esperanza,
el profeta salta al vacío,
para santificar los fragmentos de alma,
que se cobijan en el puño de la felicidad.


¡Qué señal tan hermosa!

RÉQUIEM POR UNA PASIÓN

Del poemario Kairos (2013).

Desde lo profundo de este camino,
una silueta envuelve los corazones:
ofrenda del ejemplo misericorde,
para luego fluir en un torrente sanguíneo,
el superlativo rojo de neón.

Dejamos atrás nuestro capullo,
cuando el monje solitario
se camufla en miradas de metal;
silencio de azufre,
un grito en el espacio:
otoño de un mundo piadoso.

Y en la trágica noche renacen las horas,
en el recuerdo del mes esperado;
el cántico revuelve mis ojos del frenesí,
cuando banderas descubren la vida,
y un misterio se desvela en los atardeceres:

la mañana se sumerge como un disco de plata.

KAIROS


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