lunes, 8 de junio de 2015

CORALINE, DE NEIL GAIMAN: DETRÁS DE ÉSTE LADO DE LA PUERTA

Coraline Jones y sus padres se mudan a una vieja casa -de más de cien años de antigüedad- que había sido dividida en apartamentos. Los padres de la niña están muy ocupados con su trabajo y le prestan muy poca atención. Sintiéndose sola, Coraline se marcha a explorar y conoce a los otros habitantes de la casa: las señoras Spink y Forcible, dos ancianas actrices retiradas y el señor Bobo, un excéntrico anciano que adiestra ratones para que salten y toquen música. Conoce también a un altivo gato que vaga por allí.
Coraline encuentra una puerta cerrada en el salón de su casa, pero, al abrirla, descubre que la entrada que hay detrás está enladrillada. Al día siguiente coge la llave de la puerta, la abre, y encuentra un pasadizo que conduce a un apartamento casi idéntico al suyo. Este mundo alternativo está habitado por su “Otra Madre” y su “Otro Padre”, que son reproducciones casi exactas de sus auténticos padres (salvo que la primera es más delgada, sus uñas son negras y curvas, y lo más importante: tienen botones en lugar de ojos, porque parecen muñecos en vez de personas).
Coraline se encuentra de nuevo con el gato, que en ese mundo tiene la facultad de hablar. Sus “Otros Padres” parecen al principio más interesantes, divertidos y cariñosos que los auténticos. Además, en este mundo los vecinos son más divertidos y nombran a Coraline por su nombre (en el mundo real todos excepto sus padres la llaman Caroline). Al final del día, la “Otra Madre” le dice que puede quedarse en ese mundo si permite que le pongan botones sobre los ojos. La niña queda horrorizada y huye rápidamente. Cuando regresa a su apartamento, Coraline descubre que sus auténticos padres han desaparecido. No regresan al día siguiente y Coraline, tras averiguar que han sido raptados por su “Otra Madre”, decide regresar al mundo alternativo para rescatarlos.
La historia que se nos presenta es muy original y nos habla sobre dos mundos completamente distintos. Es destacable la manera en la que está desarrollada la historia, pues al principio todo parece muy bonito y a la mitad del libro, la historia da un giro de trama increíble que mantiene al lector pegado a las páginas.

Nuestra protagonista es una niña diferente (su propio nombre no es nada común), enérgica, curiosa, inquieta y valiente. El punto flaco de Coraline es la tremenda soledad que siente al mudarse a su nueva casa. Allí no tiene amigos aún y sus padres no le prestan atención porque están demasiado ocupados trabajando. La niña se aburre, no tiene con quién jugar, sus padres no le hacen caso, la casa es vieja y rara, como sus nuevos vecinos, y la comida asquerosa. La soledad y la falta de atención, que Coraline interpreta también como falta de afecto, provocan en la niña un deseo de algo mejor, de una vida diferente y emocionante.

Coraline (2002) es una novela corta que está plagada de tensión, alguna clase de encanto infantil un tanto inocente y a la vez esa atmósfera oscura tan lograda y delicada. La narración es perfecta, no se hace repetitiva, pesada o excesivamente corta. Describe lo que tiene que describir, cuenta exactamente lo que tiene que contar, en un estilo sencillo que bien recuerda a un narrador de cuentos y resulta preciso y muy cuidado en cada detalle.

Por una parte está nuestra protagonista, que tiene todo lo que tiene que tener una niña pequeña e inocente y podemos ver cómo se desarrolla a medida que avanza la historia. Puede dar la impresión que la historia se centra demasiado en Coraline, y por eso no se puede conocer demasiado bien a los demás personajes. Quizá habría sido más acertado poner a otro protagonista o a otro personaje con mayor importancia. También me habría sido aconsejable un poco más de descripción en lo referente al otro mundo y las diferencias entre los padres de un mundo y de otro.


En definitiva, Coraline es un relato que nos habla de la soledad, del deseo de un mundo mejor, de valentía y de amor. La narrativa es ligera y está bien construida. Como suele suceder en sus obras, el mundo que nos presenta Neil Gaiman está plagado de símbolos y objetos mágicos que hacen de esta novela una lectura entretenida y estéticamente interesante.

Coraline es una de las obras mejor ejecutadas de Neil Gaiman, autor que a pesar de su éxito cuenta con un inmenso número de productos de escasa calidad en su manufactura. Narra una historia de terror que parte desde el punto de vista de una niña de 12 años, Coraline Jones. El hecho de que su protagonista aún no haya abandonado la infancia no lo convierte necesariamente en un libro de terror para niños, aunque por la intención es evidente que está dirigido a un público juvenil. Esto tampoco quiere decir que un adulto no pueda disfrutar igualmente de su lectura.


Jorge Antonio Buckingham