Rocavarancolia lleva treinta años en
ruinas. Su única esperanza reside en que un muchacho humano consiga sobrevivir
hasta que salga la Luna Roja. Cada año, la puerta que conecta Rocavarancolia
con nuestro mundo se abre durante la víspera de Todos Los Santos. La noche de
Samhein, y Denéstor Tul, el demiurgo, busca a niños especiales para llevárselos
con él. Estos niños forman "la cosecha de Samhein", que este año está
compuesta por doce muchachos procedentes de distintos lugares de nuestro mundo.
Desconocen por qué están allí y qué se espera de ellos. Solo saben una cosa: la
ciudad intentará destruirlos y no tendrán la opción de regresar a su mundo hasta
que pase un año.
El universo creado por José Antonio
Cotrina tiene cuatro elementos: los doce niños, los adultos de Rocavarancolia,
una serie de monstruos que desconocemos y la propia ciudad, que parece tener
vida propia. Por otro lado, también
está el componente humano, los jóvenes que son llevados a este país de
pesadillas, y en donde deberán enfrentar, con lo poco que saben, los grandes
peligros que la propia ciudad encierra.
La prosa de Cotrina es sencilla y clara, y por lo general se mantiene ágil. Sin embargo,
tiene un tono algo más infantil de
lo esperado; quizá es esa la razón por la que no llegue a trasmitir carga
emotiva del todo. Todos los personajes, niños y
monstruos, resultan a la vez interesantes y creíbles. A pesar del gran número
de ellos, es bastante sencillo tenerlos a todos en mente e identificar quién es
quién. El protagonista, Hector, es un chico gordito y torpe, pero sus
pensamientos y sus comentarios lo alejan del cliché y lo hacen más cercano al
lector, que en seguida le toma cariño.
El primero de sus tres libros La Cosecha De Samhein (2009) es el que
goza de menos fuerza. Cotrina ha repetido en las presentaciones de los libros
que componen esta trilogía, que el arranque—las 30 o 40 primeras páginas— es
tan blando y típico totalmente adrede, una especie de truco para así ir luego
ofreciendo al lector un mayor asombro mientras, capítulo a capítulo, la trama
va oscureciendo, endureciéndose y maravillando al lector.
El segundo libro Los Hijos De Las Tinieblas (2010) es continuación directa del
primero. Los mismos protagonistas y escenarios, además de nuevos personajes,
lugares y peligros… todos estupendos e ingeniosamente trabajados. Apenas se
puede contar algo de este segundo libro sin desvelar detalles de importancia
que quebrarían la magia que encierran, así que me limitaré a decir que es un
gran libro, tanto en extensión como en calidad.
La trilogía termina con La Sombra De La Luna (2011). Con este libro ocurre un problema similar al segundo de los volúmenes: no se puede desgranar su trama sin romper los hechizos que guarda. Diré que es todavía más extenso que el segundo, manteniendo sin merma ninguna la alta calidad que la trilogía atesora en su conjunto.
Las 2000 páginas que componen El Ciclo De La Luna Roja, están trabajadas
a conciencia. Una pluma que cuida del menor al mayor detalle, un ingenio
sorprendente que esquiva los tópicos y busca siempre el asombro del lector, una
escritura ágil e inteligente, llena de giros mágicos que solo los años de
escritura otorgan. Una composición de obra espléndida que todo buen
aficionado a la lectura debería leer.
Jorge
Antonio Buckingham