jueves, 27 de agosto de 2015

ASPECTOS FÍSICOS DE PHERUSEM

Pherusem, la sede central del Sistema Solar, es una capital promedio de un sistema local, y aparte de numerosas irregularidades ocasionadas por la rebelión de Luzhix y el autootorgamiento de Misk en Tyamath, es típica de esferas similares. Nuestro Sistema Solar ha pasado por algunas experiencias tormentosas, pero presentemente está administrado con gran eficiencia, y a medida que pasan las edades, los resultados de la desarmonía están siendo desarraigados lenta pero certeramente. El orden y la buena voluntad están siendo restablecidos, y las condiciones en Pherusem se van acercando cada vez más al estado celestial de nuestras tradiciones y registros.
Pherusem se divide en mil sectores latitudinales y diez mil zonas longitudinales. La esfera tiene siete capitales principales y setenta centros administrativos menores. Las siete capitales seccionales se ocupan de diversas actividades, y el Soberano del Sistema se hace presente en cada una de ellas, por lo menos una vez por año.
La energía de Pherusem está maravillosamente controlada y circula alrededor de la esfera en canales zonales, alimentados directamente por las cargas de energía del espacio y expertamente administrado por un Controlador Físico Decano. La resistencia natural al pasaje de estas energías a través de los canales físicos de conducción produce el calor necesario para la obtención de una temperatura constante. La temperatura a luz plena se mantiene alrededor de veinte grados Celsius, mientras que durante el período de receso de la luz baja a poco menos de diez grados.
Pherusem recibe luz débil de varios soles cercanos —semejante a una luz estelar brillante— pero no depende de ellos; pues los mundos como Pherusem no están sujetos a las vicisitudes de los disturbios solares, ni se enfrentan con el problema de un sol en enfriamiento o moribundo.
Pherusem carece de las cadenas escarpadas de montañas de Tyamath, puesto que ahí no hay terremotos ni lluvias, pero abunda de bellas praderas y de otras variaciones singulares de topografía y paisaje. Se han preservado áreas enormes de Pherusem en “estado natural”, y el esplendor de estos distritos está mucho más allá de los poderes de la imaginación humana.
Hay miles y miles de pequeños lagos pero no hay ríos turbulentos ni enormes océanos. No hay lluvias, ni tormentas, ni ventiscas, en este mundo arquitectónico, pero existe una precipitación diaria de la condensación de la humedad durante la hora de temperatura más baja que acompaña el receso de la luz. (El punto de rocío es más alto en un mundo de tres gases que en un planeta de dos gases como Tyamath). La vida física de las plantas y las cosas vivas del mundo etéreo requieren humedad, pero ésta proviene en gran parte del sistema de circulación subterrestre que se extiende por toda la esfera, aun hasta la porción más elevada de la meseta. Este sistema de agua no es enteramente subterráneo, porque existen muchos canales que conectan a los brillantes lagos de Pherusem.
El Monte Zerall es la elevación más alta en Pherusem, cuatro mil seiscientos metros, y es el punto de partida de todas las naves de transporte. Numerosos desarrollos mecánicos se utilizan para proveer la energía inicial necesaria para escapar la gravedad planetaria y sobreponerse a la resistencia del aire. Parte un transporte cada tres segundos del tiempo de Tyamath durante todo el período de luz y, a veces, aun hasta bien entrado el período de receso de la luz. La velocidad de despegue de los transportadores es de aproximadamente veinticinco millas estándar por segundo, del tiempo de Tyamath, y no alcanzan la velocidad estándar hasta no encontrarse a más de dos mil millas de Pherusem.
Los transportes llegan al campo de cristal, el así llamado Mar de Cristal. Alrededor de esta zona se encuentran las estaciones de recepción para las varias órdenes de seres que atraviesan el espacio por transporte interplanetario. Cerca de la estación de recepción en el extremo polar del campo de cristal para los estudiantes visitantes, puedes ascender al observatorio perlino y visualizar el inmenso mapa en relieve del entero planeta.

HARGATH, EL REINO SUBTERRANEO

“Cuando nos encontramos con la entrada de una caverna somos tomados por un sentimiento mixto de temor y deseo. Temor de las tinieblas, de lo desconocido. Y deseo de encontrar allí las claves de los misterios aún ni siquiera sospechados.”   Leonardo Da Vinci.


El fascinante Reino Interno de la Madre Tierra, está entramado por una vastísima Red de Túneles que conectan con decenas de Ciudades Intraterrestres habitadas por seres de un altísimo grado de conocimiento, que custodian y preservan la Evolución Planetaria. Diferentes culturas de todo el planeta han legado importantes referencias, acerca de este profundo y revelador misterio, y se han dicho muchas cosas sobre el gran reino subterráneo de Hargath, pero, en realidad, todavía no se ha revelado verdaderamente nada a la mayoría de habitantes de Tyamath, salvo a través de los mitos y de las alegorías divulgados por algunos miembros de la casta de los iniciados.

Como algunos iniciados afirman, es posible que la Madre Tierra este, totalmente hueca y que los ciudadanos del Inframundo posean su propio sol central. Es igualmente posible que el centro de Tyamath sea tan denso como su corteza y que la humanidad de de Hargath viva entre los dos polos. Por otro lado, no hay que excluir la teoría que afirma que la Madre Tierra es como un buñuelo, totalmente repleto de inmensas cavernas tan vastas como nuestras regiones y países, en comunicaci6n entre sí por medio de gigantescos túneles construidos. Podemos afirmar sólo una cosa, existe este reino subterráneo y sus habitantes tienen existencia física y etérica. 


Hargath, se dice, no fue siempre subterránea, y no permanecerá así siempre; vendrá un tiempo en el que, según las palabras dadas por los Annu-ki. “Los pueblos de Hargath saldrán de sus cavernas y aparecerán sobre la superficie de la tierra”. Antes de su desaparición del mundo visible, este centro llevaba otro nombre, pues el de Hargath, que significa “inalcanzable” o  “inaccesible” (y también “inviolable”, pues es la morada de la Paz, Salem), no habría sido el más conveniente; los iniciados precisan que se hizo subterráneo «hace más de seis mil años», y ocurre que esta fecha corresponde, con una muy suficiente aproximación, al comienzo del Kali-Yuga, o “época negra”, la “edad de hierro” de los antiguos occidentales, el último de los cuatro períodos en los cuales se divisa el Manvantara; su reaparición debe coincidir con el fin del mismo período.

LEYENDA DE ERESH, NAMTAR Y EL INFRAMUNDO

Cuenta la leyenda que un día los Annu-ki querían celebrar un banquete, pero para que se mantuviera el orden cósmico, los Haldill (dioses del cielo), no podían bajar al Inframundo, ni los ctónicos podían subir al cielo. Se decidió enviar a un mensajero para invitar a Eresh, que no asistiría pero si enviaría un representante, que tomaría la comida divina que a ella le correspondía. Eresh eligió a Namtar, su ministro, para que estuviera en la celebración como su representante. Namtar, subió una la larga escalera al cielo y se presentó ante los dioses. Como representante de la gran diosa de Hargath, el reino subterráneo, los demás dioses se pusieron de pie ante él, y luego se arrodillaron para mostrarle su respeto. Sin embargo Nergal se quedó sentado, pues Namtar no era de su agrado. Esto fue tomado como una ofensa, y Nergal debía ser castigado. Enki decidió defenderlo y Nergal, fue enviado al Inframundo, para pedir a la diosa un perdón. Sin embargo, antes de partir, Enki le llamó y le dijo que no aceptara un asiento en el Mundo de los Muertos, ni comiera de sus alimentos ni tomara de sus bebidas, no se lavara los pies con sus aguas y, lo más importante, que resistiera la tentación de yacer con la hermosa Eresh.
Acompañado por siete escorpiones, representaciones de plagas, y cargando un trono hecho de madera como presente para la diosa, Nergal llegó hasta el Inframundo, pasó por sus siete puertas y se presentó ante Eresh. La diosa se sintió atraída por Nergal y le ofreció un asiento, que el dios rehusó. Luego le trajeron comida y bebida, pero también las rechazó. Luego se le ofreció lavarle los pies, pero también se negó. Entonces, Eresh fue a bañarse y permitió que Nergal viera un instante su cuerpo; él intentó resistirse, pero cuando la bella diosa se dejó ver nuevamente, cedió y fue a su encuentro. Se amaron durante seis días, y el séptimo Nergal se levantó, alejándose sigilosamente de Eresh, que estaba dormida, y atravesó las siete puertas del Inframundo para regresar al cielo, sintiendo que era su obligación volver.
Cuando Eresh despertó, descubrió la ausencia de su amante, y Namtar le informó sobre su partida. Al oír esta noticia, Eresh cayó de su trono y lloró con desesperación. Su fiel ministro se ofreció entonces para subir hasta el cielo y traer de vuelta a Nergal. Namtar le buscó pero no le reconoció, ya que Enki había cambiado su apariencia con un conjuro. Namtar regresó con las manos vacías, diciendo que no había visto a Nergal sino a un dios menor sin corona y que pestañeaba constantemente, lo cual era indigno de un dios importante. Eresh se dio cuenta del truco y, enfurecida, decidió amenazarles con enviar a todos los habitantes de su reino a la tierra hasta que el número de los muertos superara al de los vivos. Al oír la amenaza, Nergal volvió al mundo inferior, rompió las siete puertas y llegó a los salones de Eresh. La destronó con furia tirándole de sus cabellos y se preparó para decapitarla, pero en el último instante, el amor de ambos triunfó y Nergal la liberó. Los dos dioses se casaron y vivieron juntos gobernando el mundo de los muertos.