Corazones En El Sepulcro (2013).
The then shallow she-Earth
as we know it
The then halo she
a sky for the sacred
Cocteau Twins
Las aves horripilantes sobrevolaban los dorados campos de
Zardonia, la ciudad-estado que algún día sería considerada sacrosanta por la tradición y la
memoria de los hombres. Los dos discos incandescentes que proveían de luz al barbárico y alejado
planeta de Zaphix brillaban con mayor intensidad mientras un atardecer inexorable caía sobre los
cultivos de tarik (un tipo de cereal semejante al maíz terrestre). La atmósfera estaba cargada de
olor a corrupción y a podredumbre. El estigma del pecado y la iniquidad habían quedado marcados
sobre la frente de un hombre inocente, quien se encontraba próximo a entregar su vida en ofrenda a
los Reyes Sacerdotes como precio de expiación por la malhadada infamia de un mundo caótico. La
crisis final estaba ahora cerca. Los gobernantes habían decidido el destino de Zaphix en tan sólo
una fracción de segundo: el exterminio de toda materia animada. Si tan sólo el
holocausto que estaba próxima a presenciar pudiera aplacar la ira de estas criaturas de aspecto y
naturaleza desconocida...
Mi nombre original es Flavia Rissi, y alguna vez fui
ciudadana de la Tierra. Debido a la implacable voluntad de los Reyes Sacerdotes, he sido
arrancada de la faz de mi planeta natal y arrojada despiadadamente en el más remoto confín de esta
esfera. El hombre que con impotencia espera la consumación de su condena es mi
bienamado preceptor y guía espiritual. Conocido entre las sectas herméticas de Zaphix como Zatok Ta-Kopek, lo que
en lengua zaphix significa Profeta de los Reyes Sacerdotes. Desde nuestra programada aparición en
este planeta, ambos hemos sido agentes secretos de esos oscuros e inpenetrables
seres que rigen sobre el planeta con voluntad de hierro. Juntos hemos recorrido
diversas ciudades-estado del territorio conocido de Zaphix, llevando un mensaje
de amor y esperanza a un mundo sumido en la ignorancia y la decadencia espiritual. Hemos cumplido a cabalidad nuestra misión. ¡Mas ahora, el
decreto supremo del concilio de Zardonia estipula que Zatok Ta-Kopek debe morir
empalado como un miembro cualquiera de la Casta de los Asesinos!
El corazón aún seguía latiendo. El rostro reflejaba una
expresión de dolor y desesperación, pero sus ojos valientes llenaban de
solemnidad su lenta agonía. Su larga cabellera había sido rapada y un pesado
disco de un extraño y dúctil metal desconocido en la Tierra rodeaba el cráneo
magullado. La larga y delgada estaca sobresalía de su boca dirigiendo su punta
perversa contra el cielo infinito. El cuerpo estaba cubierto con la túnica
blanca propia de los pertenecientes a la Casta de los Iniciados.
El espectáculo que ofrecía esa escena era tan doloroso y
abominable, que en esos momentos quería vomitar. No tenía estomago para seguir
observando, y me cubrí con las manos el rostro empapado de lagrimas.
A las pocas horas, el cielo violáceo de Zaphix se tornó de
un color rojizo. Un grito desgarrador perturbó mis oídos. ¡Zatok Ta-Kopek había
expirado victima del hambre y la debilidad! ¡El cadáver de mi bondadoso maestro
ahora serviría de alimento para las aves de rapiña si no se le retiraba de la estaca
asesina!
Mientras la figura de un hombre atravesaba las murallas que
circundaban los límites de Zardonia, trayendo consigo el preciado tesoro que
simbolizaba la inmolación del Maestro, oí ensordecedoras trompetas y luego la voz de un heraldo que gritaba a la
multitud:
---La traición ha hecho de un noble profeta un vulgar
espantapájaros. El sacrificio de un hombre inocente ha aplacado la ira de los
Reyes Sacerdotes. El pecado en Zaphix ha sido redimido. La catástrofe que se
avecinaba ya no tendrá lugar. Estamos salvados. ¡Larga vida al pueblo de Zaphix!
¡Demos gracias a Zatok Ta-Kopek, que volvió de la oscuridad de las Ciudades del
Polvo y ahora establece su reinado de paz y esperanza!
En efecto, el Maestro había sido re-materializado en las
cámaras resurreccionales de las Montañas Zerith, la impenetrable morada de los
Reyes Sacerdotes, y ahora estaba próximo a iniciar la Ceremonia de Acción de
Gracias.
El ritual estaba ahora concluyendo. La Plaza Mayor estaba
poblada de gente que esperaba las últimas palabras. Zatok Ta-Kopek levantaba
entre ambas manos un huevo del tamaño del de un avestruz y se dirigió a la
multitud:
---Pueblo de Zardonia, una vez más estoy aquí con ustedes
para darles a conocer la voluntad divina. He regresado de las Montañas Zerith
con un nuevo mensaje de comunión para los hombres de Zaphix. Este huevo
representa la voluntad de los Reyes Sacerdotes y simboliza mi cuerpo y mi
sangre derramada. Tomad y comed todos de él y Zaphix así será renovada.
---Pero, Maestro- gritó un escéptico entre la multitud,
-nosotros nunca los hemos visto y no sabemos qué o quiénes son. O si existen en realidad.
Entonces, ¿por qué deberíamos hacer lo que dices?
---Hombre de poca fe, aquí puedes ver la prueba viviente-, y
mostró la gigantesca esfera.
---¿Acaso se trata de
aves gigantes o algo por el estilo, Maestro mío? ¿Es ésa la naturaleza de los implacables
pero benevolentes Reyes Sacerdotes? Dinos, Maestro, dinos.
---Hormigas, hijo mío, hormigas.
San Miguel, Diciembre de 1999