viernes, 27 de marzo de 2015

EL MESÍAS DE ZAPHIX

Corazones En El Sepulcro (2013).



The then shallow she-Earth
as we know it
The then halo she
a sky for the sacred

Cocteau Twins

Las aves horripilantes sobrevolaban los dorados campos de Zardonia, la ciudad-estado que algún día sería considerada sacrosanta por la tradición y la memoria de los hombres. Los dos discos incandescentes que proveían de luz al barbárico y alejado planeta de Zaphix brillaban con mayor intensidad mientras un atardecer inexorable caía sobre los cultivos de tarik (un tipo de cereal semejante al maíz terrestre). La atmósfera estaba cargada de olor a corrupción y a podredumbre. El estigma del pecado y la iniquidad habían quedado marcados sobre la frente de un hombre inocente, quien se encontraba próximo a entregar su vida en ofrenda a los Reyes Sacerdotes como precio de expiación por la malhadada infamia de un mundo caótico. La crisis final estaba ahora cerca. Los gobernantes habían decidido el destino de Zaphix en tan sólo una fracción de segundo: el exterminio de toda materia animada. Si tan sólo el holocausto que estaba próxima a presenciar pudiera aplacar la ira de estas criaturas de aspecto y naturaleza desconocida...

Mi nombre original es Flavia Rissi, y alguna vez fui ciudadana de la Tierra. Debido a la implacable voluntad de los Reyes Sacerdotes, he sido arrancada de la faz de mi planeta natal y arrojada despiadadamente en el más remoto confín de esta esfera. El hombre que con impotencia espera la consumación de su condena es mi bienamado preceptor y guía espiritual. Conocido entre las sectas herméticas de Zaphix como Zatok Ta-Kopek, lo que en lengua zaphix significa Profeta de los Reyes Sacerdotes. Desde nuestra programada aparición en este planeta, ambos hemos sido agentes secretos de esos oscuros e inpenetrables seres que rigen sobre el planeta con voluntad de hierro. Juntos hemos recorrido diversas ciudades-estado del territorio conocido de Zaphix, llevando un mensaje de amor y esperanza a un mundo sumido en la ignorancia y la decadencia espiritual. Hemos cumplido a cabalidad nuestra misión. ¡Mas ahora, el decreto supremo del concilio de Zardonia estipula que Zatok Ta-Kopek debe morir empalado como un miembro cualquiera de la Casta de los Asesinos!

El corazón aún seguía latiendo. El rostro reflejaba una expresión de dolor y desesperación, pero sus ojos valientes llenaban de solemnidad su lenta agonía. Su larga cabellera había sido rapada y un pesado disco de un extraño y dúctil metal desconocido en la Tierra rodeaba el cráneo magullado. La larga y delgada estaca sobresalía de su boca dirigiendo su punta perversa contra el cielo infinito. El cuerpo estaba cubierto con la túnica blanca propia de los pertenecientes a la Casta de los Iniciados.

El espectáculo que ofrecía esa escena era tan doloroso y abominable, que en esos momentos quería vomitar. No tenía estomago para seguir observando, y me cubrí con las manos el rostro empapado de lagrimas.

A las pocas horas, el cielo violáceo de Zaphix se tornó de un color rojizo. Un grito desgarrador perturbó mis oídos. ¡Zatok Ta-Kopek había expirado victima del hambre y la debilidad! ¡El cadáver de mi bondadoso maestro ahora serviría de alimento para las aves de rapiña si no se le retiraba de la estaca asesina!

Mientras la figura de un hombre atravesaba las murallas que circundaban los límites de Zardonia, trayendo consigo el preciado tesoro que simbolizaba la inmolación del Maestro, oí ensordecedoras trompetas y luego la voz de un heraldo que gritaba a la multitud:

---La traición ha hecho de un noble profeta un vulgar espantapájaros. El sacrificio de un hombre inocente ha aplacado la ira de los Reyes Sacerdotes. El pecado en Zaphix ha sido redimido. La catástrofe que se avecinaba ya no tendrá lugar. Estamos salvados. ¡Larga vida al pueblo de Zaphix! ¡Demos gracias a Zatok Ta-Kopek, que volvió de la oscuridad de las Ciudades del Polvo y ahora establece su reinado de paz y esperanza!

En efecto, el Maestro había sido re-materializado en las cámaras resurreccionales de las Montañas Zerith, la impenetrable morada de los Reyes Sacerdotes, y ahora estaba próximo a iniciar la Ceremonia de Acción de Gracias.

El ritual estaba ahora concluyendo. La Plaza Mayor estaba poblada de gente que esperaba las últimas palabras. Zatok Ta-Kopek levantaba entre ambas manos un huevo del tamaño del de un avestruz y se dirigió a la multitud:
---Pueblo de Zardonia, una vez más estoy aquí con ustedes para darles a conocer la voluntad divina. He regresado de las Montañas Zerith con un nuevo mensaje de comunión para los hombres de Zaphix. Este huevo representa la voluntad de los Reyes Sacerdotes y simboliza mi cuerpo y mi sangre derramada. Tomad y comed todos de él y Zaphix así será renovada.
---Pero, Maestro- gritó un escéptico entre la multitud, -nosotros nunca los hemos visto y no sabemos qué o quiénes son. O si existen en realidad. Entonces, ¿por qué deberíamos hacer lo que dices?
---Hombre de poca fe, aquí puedes ver la prueba viviente-, y mostró la gigantesca esfera.
---¿Acaso  se trata de aves gigantes o algo por el estilo, Maestro mío? ¿Es ésa la naturaleza de los implacables pero benevolentes Reyes Sacerdotes? Dinos, Maestro, dinos.
---Hormigas, hijo mío, hormigas.


San Miguel, Diciembre de 1999

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