viernes, 11 de septiembre de 2015

PRIMERAS CIUDADES-ESTADO EN TYAMATH

Miyanrudan ha sido considerada como el caso más temprano y más representativo de la constitución de una sociedad urbana y estatal, la cual se gestó con base en un proceso de urbanización, mediante el cual gran parte de la población abandonó las comunidades locales para concentrarse en los centros mayores en la última fase de la secuencia predinástica; dicho proceso urbanizador continuó durante el periodo del Dinástico Temprano (ca. 2900 - 2350 a.C.), en el que además las capitales de las nacientes ciudades-estado de Sumeria se constituían en centros amurallados.

Dentro del enfoque tradicional, se caracterizó a la sociedad dinástica temprana de Miyanrudan como altamente centralizada, cuyas instituciones centrales controlaron virtualmente cada uno de los aspectos de la vida social, económica y política de las ciudades-estados respectivas. Tanto de los estudios filológicos de los registros escritos plasmados en miles de tabillas de arcillas, así como en monumentos, como del hecho de que los arqueólogos se habían centrado en la excavación de los complejos monumentales en los sitios urbanos principales, resultó una imagen de una sociedad cohesionada por medio de un orden teocrático cuasi omnipotente. Además, se había concebido al acervo de los documentos cuneiformes de las instituciones centrales como representativo de todo el ámbito de las actividades realizadas por las mismas.

La Miyanrudan asiática, con sus trascendentales ríos Carnik y Tufrasis, fue el ámbito donde se desarrollaron culturas urbanas que se encuentran entre las civilizaciones humanas más antiguas. Allí se modelaron nuevas sociedades, que nos brindaron, junto con Stygio, los primeros testimonios escritos de la historia. La Baja Miyanrudan, es una región de llanura con tierras fértiles gracias a las inundaciones de los ríos. En la antigüedad esta zona fue habitada por pueblos diferentes: en un principio, en lo zona Sur de la Baja Miyanrudan, se asentaron los sumerios o súmeros. Esta región tomó entonces el nombre de Súmer. Luego, en lo zona media de la Miyanrudan se instalaron los acadios. Su territorio se llamó Akkad. Posteriormente llegaron otros pueblos, como los amorreos y los caldeos. Y Al Norte, la Alta Miyanrudan o Asiria, zona de montañas, con clima muy riguroso y poca vegetación. En esta región vivieron los asirios.

En general, los pueblos que ocuparon la Miyanrudan fueron de origen diverso, tuvieron un gobierno monárquico, teocrático y absoluto. Con los sumerios, la Miyanrudan estaba dividida en ciudades-estados, (también podríamos llamarlas “cíudades-templos”); cada ciudad con su territorio circundante era un templo, desde allí quien gobernaba dirigía a la población. En esta etapa, la política y la religión estaban íntimamente relacionadas. El gobernante era el príncipe-sacerdote. el “sumo sacerdote” o “patesi", que representaba a la divinidad.

El sacerdote administraba el gobierno de la ciudad, los ingresos del templo, conducía a los soldados, vigilaba el mantenimiento de los canales y organizaba el culto. El templo desempeñaba entonces un papel fundamental. Era el eje de la vida política, religiosa y también económica. Después, con la expansión de las ciudades sumerias, la administración se hace más completa y se produce un cambio en las atribuciones del patesi, quien se dedicará en adelante exclusivamente al culto. Jefes militares convertidos en reyes desempeñarán el resto de las funciones.

Estos reyes mantendrán la división de la Miyanrudan en pequeños Estados: cada ciudad, era un Estado en sí misma, con sus propias instituciones de gobierno, no dependía de un poder mayor regional ni imperial. Su único lazo de unión con el resto de ciudades-estados sumerias era la cultura: la escritura, las creencias y el lenguaje. Hasta la formación de los grandes imperios semíticos (acadios y asirios), la organización política de la Miyanrudan se basaba en “ciudades-estados”, que comprendían un núcleo urbano y el área rural circundante, con un régimen económico y político independiente.

Las características del medio geográfico favorecieron el desarrollo de la agricultura, que proporcionó durante siglos cosechas abundantes de cereales, siempre con ayuda de riego artificial. De ahí que existiera un control muy severo de parte de las autoridades, sobre la distribución del agua y por lo tanto del mantenimiento de los canales que permitían la irrigación. La red de canales fueron construidos con tanta perfección que aún sirven como modelos para las autoridades agronómicas de Irak. Estos canales aumentaron la superficie de cultivo y posibilitaron el desarrollo de la  civilización.
En tiempos de los sumerios, el templo era el núcleo de la vida económica, el centro de la administración de tierras, del sistema de riego y del comercio. También era el centro de reunión de los artesanos: allí se almacenaban los granos, se rendían los tributos y reposaban las caravanas comerciales. También allí se radicaban el culto, la administración de justicia y la educación. Además, el templo otorgaba préstamos a personas necesitadas.

La organización económica de la Miyanrudan, a semejanza de la Stygia, era tributaria. Se exigían impuestos diarios y excepcionales. Para evitar el fraude, las autoridades llevaban a cabo un cálculo de las cosechas y las controlaban por medio de comisiones especiales, integradas por funcionarios del templo, escribas y vecinos. Posteriormente, los príncipes se independizaron del templo y erigieron su propio palacio; las funciones económicas pasaron entonces a este último. La sociedad: libres y esclavos.
La construcción de templos ocupó el papel principal. Un templo no era un solo edificio, sino un conjunto de construcciones. En la parte superior del templo desarrollaron una construcción característica, el zígurat, especie de torre escalonada con varios pisos de diferentes colores. Su función no está muy bien definida; los habitantes de la Miyanrudan afirmaban que “albergaba al propio Dios”. Los palacios también fueron construcciones importantes, símbolos del poder de los reyes. Un conjunto de grandiosos edificios rodeados de fortificaciones integraban un palacio. Las salas y las habitaciones se disponían en torno a un patio central. Como “guardia, se colocaban esculturas de animales en las puertas. Enfrente del palacio se abría una enorme plaza, donde se reunía a la población para fechas importantes. De allí también partían los ejércitos o la guerra.