miércoles, 1 de abril de 2015

PRELUDIO DEL ENIGMA

Del poemario Kairos (2013).

Siento el dolor de esta alarma funeral,
siento el volumen de una historia muerta,
cuando los pulmones son esperanzas
y libres los tulipanes.

El enemigo duerme en cárceles rojas,
su pluma triste palpita,
su alma sorda nos grita
verdades a medias.
Entumecidas semblanzas.

Siento el humo en mis ojos,
siento la cresta de espuma
exprimiendo los corazones
ocultos en escaleras de caracol.

…Y en luna de misterio,
dragones mordisquean mis labios,
jugando con fríos puñales,
para brillar en la vida de esta metáfora.

BESOS DE HIELO

Del poemario Kairos (2013).


Esta no es la misma canción,
esta no es aquella vieja plegaria,
que ilumina el beso en el cuerpo
en una efeméride cósmica.

Otra vez el trino del viento
se cuela entre nuestra capa de ozono,
para intimidar mi almohada coqueta,
para abandonar el misterio.

Esta no es la vida de lobos rampantes,
esta no es la lluvia que acaricia tu espalda,
desangrada en el territorio prohibido
de una isla sentimental.

Otra vez el gemido social
se escabulle entre las redes telefónicas,
para cabalgar en platillos veloces,
para inventar un efecto en el sueño.

CIELOS DE SANGRE

Del poemario Kairos (2013).


Para mañana seré un pájaro enfermo,
un camaleón que se aleja del fuego,
destapando labios de hielo,
para resbalar coloquialmente en el vidrio.

El secreto es más grande que el puente:
espalda lasciva y candente
de cuadriláteros mustios,
burbujas en ojos caídos,
que se disuelven en el silencio.

¿Quién sabe de espejos en ésta
primavera del cuerpo?
El alivio absoluto para un perpetuo blasón;
secreciones de entes opacos,
el origen de un recuerdo radical.

Para encontrar un arbusto culpable,
haré mutilar esta campana de arena,
oscureciendo la estrategia
que enceguece albinamente mis páginas.

HOY

Del poemario Kairos (2013).


Hoy muero más que nunca
y no dejen que me vaya,
pues este sol de arena
pesa más que mi alma fría.

Hoy diseco mis ojos,
para no absorber lo evidente,
para escapar de mi árida tumba;
la vida me queda grande.

Hoy quiero devorar el océano,
y dejar esta cáscara de mercurio:
refugio carmín de un cuerpo inocente,
que gira sobre su propio eje.

Hoy tengo que masticar éstas espinas,
para calentar mi nueva reserva
me faltan palabras blancas
e imágenes muertas.


Hoy.