Del
poemario Kairos (2013).
A Jeny Coraje
Limpiar
la sangre no duele,
lo
que duele es el tiempo, es el duelo,
y
no saber para qué se muere tan lento,
en
el fulgor de un abrazo.
Para
mañana seremos otro árbol,
que
crece a la orilla de un espacio vacío,
en
un latido descalzo
y
el profundo color de la ventana.
Cantar
sobre el ojo del volcán
es
el objeto de mi renuncia
a
ser un soldado de plomo,
cuando
el eco de la Verdad reverbera.
…Y
en vientos que humedecen las almas,
los
sueños son oro;
los
dueños son sueños.
Navegar
hasta las estrellas,
para
escribir ese nombre
en
la palma de Dios,
que observa esa gracia interesado.
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