martes, 28 de febrero de 2017

EL GUERRERO DE TYAMATH




NOTA SOBRE LOS CD’S DE CARAL, LIMA - PERÚ

Preparando para edición la extraordinaria historia que Pedro Sanders nos dio a conocer, he quedado conmovido por el énfasis en su voz. Podría afirmar que la siento como si fuera de alguien de mi familia. Varias veces he escuchado con emoción los discos compactos que Enrique Huamán tuvo la deferencia de entregarme. Se trata de un timbre grave y profundo, que todavía repercute en mi mente, y algunas veces me despierta por las húmedas noches limeñas. Soy consciente que no puedo probar la veracidad de la presente narración, pero quizá algún día el tiempo se encargué de dar la razón a quien la tiene. Aunque las palabras sean insuficientes para revelar la oscura dimensión de la problemática de los acontecimientos que se relatan en estas páginas.

Debo mencionar brevemente cómo los discos compactos de Caral (la segunda civilización más antigua de las historia de la Humanidad), llegaron a ser de mi propiedad. Enrique Huamán, un circunspecto arqueólogo de la universidad decana de América, me llamó al teléfono móvil una tarde de verano. Cabe resaltar que la primera impresión que me dio no fue muy agradable; sonaba como si tuviera urgencia de conocerme personalmente. Aducía que necesitaba concretar una cita conmigo, para hablar de algunos asuntos que serían de mi incumbencia, dada mi calidad de investigador. En esos momentos, me encontraba ocupado preparando una clase para el día siguiente. Le dije que me llamara en otra ocasión; pero él insistió y tuve que ceder para coordinar dónde y cuándo nos encontraríamos.

Aquí presento la siguiente información, la cual dejo a consideración de usted amigo lector.  Particularmente, me llena de satisfacción poder cumplir con el encargo que Enrique Huamán me encomendó. Hace varios meses que me dedico a poner en palabras esta bitácora. Reconozco que no puedo dar pruebas concretas de que esta historia sea verdadera, mas en conformidad con mis propias convicciones presento esta información. Sí, efectivamente. Estos son hechos que realmente sucedieron, en ese planeta que en la Tierra muy pocos conocen con el nombre de Tyamath.

Jorge A. Buckingham



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