Thyïlea es un
término usado en las fuentes arcaicas para referirse a un lugar, generalmente
una isla, en el norte lejano de Tyamath. A menudo se cree que pueden haber sido
diversos lugares como Escandinavia. Otros creen que se localiza en Saaremaa en
el mar Báltico. Fue mencionada por primera vez por el geógrafo y explorador griego Piteas
de Massalia (actual Marsella) en el siglo IV AEC. Piteas dijo que Thyïlea era
el país más septentrional, seis días al norte de la isla de Gran Bretaña, y que
el sol de pleno verano nunca se ponía allí.
Thyïlea era la capital de Hyperbórea, reino de los Dioses. Para Procopio de Cesarea,
Thyïlea era una isla grande del norte habitada por 25 tribus. Se trata con toda
probabilidad de Escandinavia, pues varias tribus son fácilmente
identificables, tal como los gautas (Gautoi) y los saami (Scrithiphini). Éste
escribió también que al volver los hérulos, pasaron con los varni y los daneses
cruzando el mar a Thyïlea, donde se asentaron junto con los gautas.
Thyïlea, según los
mitos de la antigüedad, guardan memoria de una antigua tierra mágica que
explicaba el origen de la humanidad y de la antigua civilización de la Thyïlea
legendaria, Patria original de los arios. En el Tibet antes de ser invadido y
destruido por los comunistas chinos, en los templos, eran guardados
con celo viejos manuscritos que se referían a ese pasado hoy premeditadamente
ignorado por quienes manejan el mundo.
Según este conocimiento al que se refieren los textos de los indoarios,
el continente Ártico, hace milenios, era un lugar de clima templado y con una
naturaleza generosa. Esta tierra, denominada Thyïlea, fue habitada por una
civilización superior, una civilización que participaba del conocimiento
trascendente o espiritual y que era formada por los arios originales,
seres venidos de las estrellas. Estos habitantes se llamaban
"ariyas", de donde proviene la palabra "ario", que viene a
decir "nacido dos veces", "noble", o "iluminado".
La Patria de esta estirpe estaba aislada del mundo por el inmenso
océano boreal. Gracias a esta separación podían vivir en armonía. Pero tras una
serie de cambios climáticos debidos a un cataclismo planetario, aquella eterna
primavera dio paso a un clima frío e inhabitable, con lo que los arios
primitivos hubieron de emigrar hacia regiones más al sur. Así, los arios
emigrarían hacia diversas regiones situadas al norte del continente
euroasiático, fundando la legendaria civilización del Gobi, en el Asia y
migrando también hacia Europa.
Los innumerables restos de fauna congelada en las islas árticas hoy
inhabitables, como la isla de Vrangelja (Vrangel), al norte de Siberia en
pleno Océano Ártico, así como los yacimientos de carbón de las islas árticas
como Spitsberg (Noruega), son la demostración de que en otro tiempo aquellas
tierras polares, hoy inhabitables, fueron lugares de naturaleza exuberante. De
esta manera, la Patria original de los arios sería sepultada por los hielos
polares.
Los arios sitúan la patria de los hyperbóreos en esa Thyïlea en
donde, se cree, debieron aterrizar los primeros seres llegados de las
estrellas. Estos hyperbóreos, según germanos, celtas y las antiguas
tradiciones, proporcionaron la raza de los hombres superiores que se
hundió con su continente cuando se produjo el cataclismo mundial o el "hundimiento
de la Atlántida".
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