Cuando
Hairón, jefe de la Horda Roja y legítimo poseedor de Zemal, la Espada de Fuego,
muere aquejado de una extraña y repentina enfermedad; se abre la competición
por convertirse en el nuevo portador de esta arma legendaria. Se dice que esta
espada fue forjada por el dios herrero Tarimán, y otorga a quien la esgrime una
posición de supremo liderazgo. Su nuevo poseedor sólo puede ser un gran maestro
de la esgrima, un tahedorán, uno de entre los mejores espadachines de todo el
continente de Tramórea. Siete son los candidatos dispuestos a averiguar dónde
se halla escondido el mítico filo. Entre ellos, uno de los más fieles
lugartenientes del anterior Zemalnit (título que se concede a su dueño), el
gran guerrero tahedorán Kratos May.
Pero este no será un certamen más para
disputarse el relevo de Zemal, pues hay fuerzas oscuras que vuelven a ponerse
en movimiento, con fines ajenos a la comprensión humana, infundido por las
pesadillas del durmiente y tenebroso dios Tubilok. Fuerzas que quieren
favorecer a uno de los aspirantes de la prueba, Togul Barok, hijo del emperador
de Áinar, elegido de los dioses. Kratos May tendrá que asumir la posición de
improvisado maestro para Derguín, otro de los pretendientes de Zemal y antiguo
alumno defenestrado de Uhdanfiún, la gran academia marcial del Tahedo.
Siguiendo la guía del mago Linar de los Kalagorinôr (una orden de taumaturgos
que busca sostener el delicado equilibrio de Tramórea) y junto a su nuevo discípulo
Mikhon Tiq, da comienzo a una epopeya salpicada de peligros. El objetivo es dar
con el paradero de la hoja celestial y asegurarse de que no caiga en manos
equivocadas.
Tramórea
-el mundo ficticio donde se desarrolla la trama- es un escenario realmente
asombroso. Un agraciado coqueteo con la ciencia ficción (como pocos que haya
visto en obras que mezclen géneros), nos sugiere que la aventura se instala en
un lugar que pertenece a un tiempo pretérito muy remoto. El revelador mito de
las edades que Linar desvela al calor del hogar a los jóvenes aprendices, así
como los guiños visuales a una tecnología desaparecida, o las referencias a
lugares prohibidos de Tramórea (como el interior de selvas impenetrables y
desiertos en los que flota un mal de efectos nocivos sospechosamente parecido a
la radioactividad), alude a este aspecto que, según tengo entendido, queda más
esclarecido en los sucesivos libros, sin que por ello deje de encajar en la
subgénero de espada y brujería. La Saga de Tramórea está compuesta por La Espada De Fuego
(2003) a saber: El Espíritu Del Mago (2005), El Sueño De Los Dioses (2010)
y El Corazón De Tramórea (2011),
segunda, tercera y cuarta entregas de la serie, respectivamente.
La Saga De Tramórea es una obra de fantasía y aventuras
entretenida. Javier Negrete se mantiene a la vanguardia, creando una fantasía
épica de alto nivel. En la primera novela los personajes sufrían mucho, aun así
quizá algunos de ellos habría preferido quedarse por el camino si hubiesen
sabido lo que les venía por delante, ya que en El Espíritu Del Mago hay traiciones por doquier,
secuestros y robos, viajes a tierras malditas y torres kilométricas, y batallas,
grandes batallas. Y entre ello, como ya he comentado, muchas intrigas,
personajes carismáticos a los que se les coge un gran cariño, y otros
personajes sumamente pérfidos, ya que son ellos los que hacen daño a nuestros
héroes.
Es
verdad que he leído muchos más libros de procedencia extranjera que doméstica
en lo referente al género fantástico. Sin embargo, pienso que el madrileño Javier Negrete, autor de este vigoroso
relato heroico, puede presumir con todas las de la ley de estar a la altura de
respetados bestsellers de ficción anglosajones. Hoy día, la Saga De Tramórea es
un firme exponente de la buena fantasía que se hace dentro del territorio español, avalada por su evolución hasta alcanzar dimensiones de tetralogía y
por haber sido traducida a otros idiomas. Si no la mejor, desde luego que puede
postularse en el podio de los grandes de su género en español, siendo un enorme
éxito de ventas y de crítica entre los lectores.
La
prosa de Javier Negrete está dotada de un estilo claro, diálogos interesantes y
descripciones vívidas, amén de un léxico que nos resulta extrañamente cercano. Naturalmente
la historia tiene sus ligeros altibajos, e incluso uno que otro capítulo -como
la huída de Linar y Mikha de los Pantanos de Purk-, que se me hizo más
irregular y surrealista. Sin embargo, el nivel general de narración y
elocuencia del lenguaje es muy elevado, con pasajes como el preámbulo sobre los
últimos días de Hairón o la historia personal de El Mazo se califican como exquisitamente logrados.
Es probable
que muchos pensarán que el argumento no puede ser más repetido: el fabuloso
objeto inalcanzable, un héroe en ciernes, el viaje iniciático, magia,
espadas, dioses que intervienen en el destino de los hombres corrientes...
Pero queda claro que esa primera
impresión de relato trillado se desvanece en seguida, bastando apenas unas
pocas páginas para quedar enganchados a la trama. Negrete moldea los elementos
clásicos de la fantasía para urdir una prosa adictiva que atrapa en sus redes
al lector gracias a unos personajes ante los que es fácil caer rendidos.
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La Saga De Tramórea es una lectura que merece la
pena el tiempo y el dinero invertido. Está plagada de maravillosos personajes,
de grandes diálogos, de humor, de erotismo y de aventuras increíbles,
emocionantes y espectaculares. Todo el que se interne en sus páginas le será
imposible no sumergirse en el mundo tan vivaz que ha construido Javier Negrete
para nuestro deleite. Si piensas que sólo los escritores anglosajones escriben
buena fantasía, leer la Saga De Tramórea es un buen
motivo para que empieces a cambiar de idea.
Jorge Antonio Buckingham
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