lunes, 13 de abril de 2015

GUERRAS DEMONÍACAS, DE R. A. SALVATORE: EL INEXORABLE ATAQUE DE LA MALIGNIDAD

En la abadía Saint Mere Abelle llega el día de que los novicios ingresen para siempre en la orden. Les espera un largo camino tras muchos años de preparación, en el que solo unos pocos son aceptados. Los novicios están instruidos en la lucha, en las artes marciales dado que los futuros frailes deben proteger una Iglesia en equilibrio con el poder del Estado.

Muy lejos de allí, el demonio Dáctilo ha conseguido despertar de su encierro y ha reunido un poderoso ejército formado por tres de las cinco razas que viven en ese mundo. Generalmente, trasgos, gigantes y enanos powri, son enemigos entre sí pero bajo el influjo del demonio, aprenderán a trabajar juntos para luchar contra los hombres.

En una de sus primeras incursiones, los trasgos arrasan la aldea de Dundalis. Solo dos de los habitantes consiguen huir a la muerte. Dos adolescentes, Elbryan y Pony, aunque ninguno sabe que el otro ha conseguido escapar. Pony se esconde bajo una casa en llamas pero bien a salvo y al paso de los días, consigue salir y escapar. Ya a salvo, su mente ha decidido olvidar todo su pasado y empezar de nuevo.

Elbryan es salvado de una muerte segura por los elfos, una raza en peligro de extinción y que generalmente no se mete en los asuntos de las otras razas. Pero Elbryan, casi un niño, es especial y deciden adoptarlo, deciden instruirlo y hacer de él, el guardabosques que el mundo va a necesitar. Durante años, día a día es adiestrado en la lucha, y lo es duramente, sin muchas muestras de afecto, muchas burlas cuando falla y muchas trampas para que falle. Cuando pasan los años, Elbryan es el guerrero perfecto, es ya un hombre capaz de moverse como un elfo, pensar como un elfo y un humano.

La serie Guerras Demoníacas, está compuesta por seis volúmenes: El Despertar Del Demonio (1997), Barbacán, La Guarida Del Maligno (1998), El Espíritu Del Dáctilo (1999), Markwart, El Abad Maléfico (1998), El Apóstol Del Demonio y El Hijo De Elbryan (1999).

Las primeras novelas de Guerras Demoníacas son interesantes, al comenzar la descripción de los parajes salvajes del noroeste, y además traer muy pronto los problemas a los jóvenes personajes principales, Elbryan y Pony. Su aldea es arrasada por un ejército de trasgos, y ellos son los únicos supervivientes. Pero a él lo acogen los Touel'alfar para convertirlo en un guardabosques y ella, que ha perdido la memoria por el shock, es criada por una simpática pareja que regenta una posada en Palmaris, una ciudad al sur.

Junto a ellos aparece Avelyn, un joven monje que se va dando cuenta de que la Iglesia Abellicana no es la digna institución que él creía. Las dos novelas transcurren con velocidad, gracias en parte a ir saltando de un personaje a otro mediante capítulos no demasiado extensos. Poco a poco, se va creando un grupo de amigos que se dirigirá a un enfrentamiento final cargado de sacrificios (tal vez demasiado amontonados, pero agradables al variar un poco el esquema habitual de se-salva-todo-el-mundo). Además, si se lee hasta este punto, la historia queda lo suficientemente cerrada.

En las siguientes novelas volvemos al Salvatore reiterativo que llena páginas y páginas de combates descritos de forma efectista. Sin embargo, he encontrado que en esta serie estas descripciones son mucho más lentas, y no logran transmitir bien los movimientos. El otro problema es que la mitad de los capítulos (o tal vez más), están centrados en las acciones de Markwart, la cabeza de la Iglesia Abellicana y al que, supuestamente por culpa del dáctilo, Salvatore convierte en una especie de inquisidor obsesionado con un monje al que cree traidor. Al mismo tiempo, el abad inicia una serie de intrigas para extender el poder de su iglesia. Todo esto hace que esta parte sea más lenta, y un poco aburrida, en parte por la casi ausencia de conflictos internos.

La saga de fantasía épica de R. A. Salvatore Guerras Demoníacas, ha recibido desmerecidamente los más encendidos elogios por parte de la prensa especializada, y de otros autores dedicados a este género cada vez más de moda. Así, Terry Brooks, autor de Shannara y de la novelización de La Amenaza Fantasma, dice: “Esta nueva saga es el mejor trabajo de Salvatore desde la serie de El Elfo Oscuro”. Por su parte, Elaine Cunningham, autora de varias novelas de Reinos Olvidados, afirma: “Los fans de Salvatore quedarán encantados con esta historia. Tiene todo lo que los lectores de fantasía esperan: personajes atrayentes, una narración ágil y descripciones de batallas brillantes que no entorpecen el argumento principal. El arquetipo del explorador noble queda perfectamente encarnado por Elbryan”.

Son demasiadas páginas para una trama no muy original, situada en un imaginario poco elaborado. Hay algunos detalles muy buenos, y personajes muy simpáticos, pero como he indicado antes, el primer libro gusta por ser novedoso; el resto pecan de los defectos típicos en Salvatore: abundancia de batallas y exceso de escenas protagonizadas por unos malos simplones. Mi recomendación es leer sólo los dos primeros volúmenes, porque la historia queda cerrada, y hemos descubierto todo lo que el mundo de Corona puede ofrecernos.

Jorge Antonio Buckingham

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