Cuenta la leyenda que un día los Annu-ki querían celebrar
un banquete, pero para que se mantuviera el orden cósmico, los Haldill (dioses
del cielo), no podían bajar al Inframundo, ni los ctónicos podían subir al
cielo. Se decidió enviar a un mensajero para invitar a Eresh, que no asistiría
pero si enviaría un representante, que tomaría la comida divina que a ella le
correspondía. Eresh eligió a Namtar, su ministro, para que estuviera en la
celebración como su representante. Namtar, subió una la larga escalera al cielo
y se presentó ante los dioses. Como representante de la gran diosa de Hargath,
el reino subterráneo, los demás dioses se pusieron de pie ante él, y luego se
arrodillaron para mostrarle su respeto. Sin embargo Nergal se quedó sentado,
pues Namtar no era de su agrado. Esto fue tomado como una ofensa, y Nergal
debía ser castigado. Enki decidió defenderlo y Nergal, fue enviado al Inframundo,
para pedir a la diosa un perdón. Sin embargo, antes de partir, Enki le llamó y
le dijo que no aceptara un asiento en el Mundo de los Muertos, ni comiera de
sus alimentos ni tomara de sus bebidas, no se lavara los pies con sus aguas y,
lo más importante, que resistiera la tentación de yacer con la hermosa Eresh.
Acompañado por siete escorpiones,
representaciones de plagas, y cargando un trono hecho de madera como presente
para la diosa, Nergal llegó hasta el Inframundo, pasó por sus siete puertas y
se presentó ante Eresh. La diosa se sintió atraída por Nergal y le ofreció un
asiento, que el dios rehusó. Luego le trajeron comida y bebida, pero también
las rechazó. Luego se le ofreció lavarle los pies, pero también se negó.
Entonces, Eresh fue a bañarse y permitió que Nergal viera un instante su
cuerpo; él intentó resistirse, pero cuando la bella diosa se dejó ver
nuevamente, cedió y fue a su encuentro. Se amaron durante seis días, y el
séptimo Nergal se levantó, alejándose sigilosamente de Eresh, que estaba
dormida, y atravesó las siete puertas del Inframundo para regresar al cielo,
sintiendo que era su obligación volver.
Cuando Eresh despertó, descubrió la
ausencia de su amante, y Namtar le informó sobre su partida. Al oír esta
noticia, Eresh cayó de su trono y lloró con desesperación. Su fiel ministro se
ofreció entonces para subir hasta el cielo y traer de vuelta a Nergal. Namtar
le buscó pero no le reconoció, ya que Enki había cambiado su apariencia con un
conjuro. Namtar regresó con las manos vacías, diciendo que no había visto a
Nergal sino a un dios menor sin corona y que pestañeaba constantemente, lo cual
era indigno de un dios importante. Eresh se dio cuenta del truco y, enfurecida,
decidió amenazarles con enviar a todos los habitantes de su reino a la tierra
hasta que el número de los muertos superara al de los vivos. Al oír la amenaza,
Nergal volvió al mundo inferior, rompió las siete puertas y llegó a los salones
de Eresh. La destronó con furia tirándole de sus cabellos y se preparó para
decapitarla, pero en el último instante, el amor de ambos triunfó y Nergal la
liberó. Los dos dioses se casaron y vivieron juntos gobernando el mundo de los
muertos.
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