El ciclo de Crónicas del Emperador Albino narra las aventuras
y desventuras de Elric, 428º emperador de la isla-estado de Melniboné, que un
día fue un imperio majestuoso que dominó el mundo, pero hoy se encuentra en lamentable
decadencia; y Campeón Eterno, desde su llegada al trono, hasta la destrucción
del mundo.
A diferencia de los
típicos protagonistas de las novelas de fantasía, Elric es un auténtico
antihéroe. No se trata de un personaje pobre criado en la batalla, es el emperador
de lo que alguna vez fue un poderoso imperio. No es un valiente y musculoso
guerrero, es un hechicero albino y anémico que necesita drogas para poder sobrevivir.
No se casa con una princesa y vive feliz hasta el resto de sus días, pues Cymoril,
su primer amor, cae bajo el filo de su propia espada rúnica.
Elric de Melniboné no
lucha por el bien, pues en este universo no existen simplemente el Bien y el Mal,
sino caos, orden y equilibrio (fuerzas que están más allá de los conceptos
humanos convencionales). Con el apoyo de su inseparable compañero Moonglum,
lucha contra dioses, viaja entre universos, invoca demonios y, finalmente,
coopera en el desequilibrio entre Orden y Caos, provocando la destrucción del
mundo en el que viven. Sus súbditos lo ven como un
líder débil, melancólico, inexplicablemente aficionado a la lectura, que no se
comporta con la brutalidad que cabría esperar de un auténtico melnibonés. Sin
embargo, pese a su aparente fragilidad, Elric es un brujo de recursos.
De moral ambigua, Elric de Melniboné no
dudará en pactar con el demonio Arioch y aceptar la ayuda envenenada de “Tormentosa”,
una espada con voluntad propia, que es tan útil en las violentas batallas como
peligrosa para su dueño. Por culpa de la Espada Negra, la historia recordará a
Elric con los epítetos de “Asesino de Mujeres” y “Ladrón de Almas”.
Crónicas Del Emperador Albino se compone de ocho novelas (ya editadas por Edhasa, en cuatro libros en
tapa dura; cada libro incluye dos novelas) que el autor organizó de manera
cronológica, aunque la mayoría de estas historias originalmente fueron
publicadas como relatos en la revista Science
Fantasy. Siguiendo
el orden establecido a posteriori por el propio autor, Crónicas Del Emperador Albino recogerá todas las novelas de Elric.
Con esta serie nació el concepto de multiverso, por el cual sus personajes
saltan de una novela a otra creando así una serie de relaciones cruzadas de
cierta complejidad.
El estilo de Moorcock es fluido y
elegante, y aunque Elric es un personaje reflexivo y complejo, eso no
obstaculiza la acción, presente en la mayoría de las páginas de esta serie. La opinión de la crítica es muy contradictoria,
y esto podría hacer dudar al que se acerca por primera vez (o tiene la intención
de hacerlo) al personaje.
Pero lo cierto es que para los aficionados al género de espada
y brujería, Elric de Melniboné es uno de los personajes
clave más populares y más representativos del género, pese a sus peculiaridades
que le hacen ser completamente distinto a cualquier otro personaje.
Efectivamente, a la mayoría de las críticas no les falta su fondo
de razón (su estilo es sencillo, su narrativa a veces da la impresión de
improvisación, de que las tramas no guardan relación entre sí; algunos de
personajes carecen de profundidad y son casi esbozos, etc.), pero les falta la
perspectiva del tiempo, no tienen en cuenta cuándo fueron escritas estas
novelas, y cuál era el panorama del género en ese momento, ni qué aportó Moorcock de novedoso.
Elric no es un atlético guerrero criado en la
batalla, no es un gran espadachín, no es un héroe sacrificado, valeroso y de
honor intachable. Elric es un personaje trágico, débil y
enfermizo, que necesita su “medicina” para
vivir (en realidad drogas y pociones), que usa la hechicería y que va armado
con una espada mágica que se alimenta de las almas de sus víctimas. Pero
sobretodo, Elric no lucha por la justicia, porque en su
mundo no existen los conceptos de bien y mal, sino los de Orden y Caos, fuerzas
más allá del control de los mortales.
En Crónicas
Del Emperador Albino no
encontramos el trasfondo mitológico de la
obra de J.R.R. Tolkien, ni las
insuperables descripciones de Robert E. Howard, ni las
complejas tramas de George R.R. Martin, ni la acción
vibrante de R.A. Salvatore, ni los personajes
cercanos y reales de Fritz Leiber. Pero en Elric encontramos al antihéroe por
antonomasia, el personaje trágico y gris, víctima de un destino aciago. Puede
que la obra de Michael Moorcock te conquiste o puede que te
decepcione, pero estamos ante uno de los puntales del género, y con creces merece
estar en la biblioteca de todo buen seguidor del género.
Jorge Antonio Buckingham
Crítica literaria de ficción especulativa.
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