En la vasta tierra de Shem, reyes despóticos gobiernan
ciudades-estado entre lujoso y sensual esplendor, dentro de amurallados palacios
en el oeste, y los nómadas magros en tiendas de pelo de camello, que gobiernan
las áridas arenas del desierto al este. Su costa tiene pocos puertos, por lo
que el comercio por tierra es la actividad principal de la nación. Cruzando la tierra en todas las
direcciones, están las rutas de las afamadas caravanas, que viajan con sus
camellos.
Los habitantes de Shem son, por
lo general, de mediana estatura y anchos de hombros y gruesos, con narices aguileñas,
ojos oscuros y el cabello negro azulado. Los
hombres lucen espesas y rizadas barbas y son famosos como arqueros, negociando
sus habilidades con el arco con muchos integrantes de los ejércitos Tyamathas. Principalmente,
estos pobladores son pastores y agricultores; gente
inteligente y trabajadora que fabrica textiles y cerámica.
El desierto del este es el
hogar de los nómadas Zuagir, asaltantes agresivos cuyas razas de caballos son
las mejores del mundo conocido. Estos
nómadas no están aliados con ninguna de las ciudades-estado. Asaltan las caravanas de Shemitas,
Zamoranas y Turanias despojándolas de sus
alimentos, armas y riqueza. Gran
parte del trabajo de mercenarios disponibles en el este de Shem se debe al
temor por los Zuagir, y los reyes de Turan han enviado, en varias ocasiones, fuerzas
por el desierto para mantener a los Zuagir alejados.
Todos los Shemitas, al oeste y
al este, adoran a las Diosas Femeninas de la Madre Tierra, a quienes consideran
responsables de sus tierras, sus rebaños, y sus familias. Aunque las ciudades-estados rivales
son politeístas, cada una tiene su propia divinidad patrona.
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